Borrador de «Recreando a los clásicos»

«Oí 100 tamborileros cuyas manos ardían, oí diez mil susurros y nadie escuchando, oí a una persona morir de hambre, oí a mucha gente reír, oí la canción de un poeta que moría en la cuneta»

 Bob Dylan.

                                                                                  

Y todo eso, en estos días, multiplicado a una desalmada enésima potencia, quizás diría:

 

“Me quedé sordo de tanto susurro,

 ciego al ver los tamborileros apenas con muñones,

 y al hambre comerse a las personas.

Mientras, una sola canción resucitada

funde la sonrisa congelada del poeta

que aún vela la cuneta olvidada.”